Lo mismo que te da, también te quita.
Así me sentía cada vez que tomaba una elección, porque claro, siempre que lo hacía iba a preguntas, personas y cosas que reforzaban mis "no". Solo mi "rebeldía" apoyaba ese "sí". Siempre era como una pelea interna para siquiera disfrutar la elección. Hoy reconozco que era adicta a crear situaciones para que fuera difícil, porque me aprendí muy bien la lección que decía que si no te cuesta, "no vale". ¿Te sientes identificado? Fue un momento bien WTF cuando descubrí que ese estrés de caos y complicación era opcional. Lo pondré en mayúscula para recordármelo: OPCIONAL.
Ya sé que me dirás, "pero si no me estreso, no lo puedo crear; si es muy fácil, no lo valoro", o cuál es la otra, esas cosas que decimos: "eso no me pasa a mí".
Así me había sentido toda mi vida, inconscientemente pidiéndole permiso a todo y a todos para que algo sucediera. Inconsciente de mi saber, de mi elección, de mi poder, inconsciente de mi ser. Ingenua en una esquina pidiendo poquito porque pedir más era demasiado, ¿y yo cómo iba a pedir más? En los momentos que sentía que las cosas llegaban con mucha facilidad, algo en mí lo detenía. Tipo, hasta aquí estoy bien, no necesito más. Porque las metas ya estaban cumplidas y, sin saberlo, cada vez que me creía el cuento de la meta, le ponía un límite a mi posibilidad. También, si no se presentaba en el orden que yo quería, tampoco me gustaba la cosa. Un poco controladora y eso que me consideraba una persona relajada.
Y en esta última clase que elegí, las cosas lucían y se percibían diferentes. Mi vida personal estaba cambiando, el país donde vivo estaba en caos, el dinero no se sentía ligero, pero misteriosamente sentía una incómoda seguridad. Una seguridad en mi saber que sabía que sí iba a ir, aunque no había nada que pudiera "tocar" para decirme si voy. Tenía el boleto del vuelo más una cita para hacerme un tatuaje, y así llegó el día de viajar, 8:30 am, y de repente se despertó la energía y la potencia de la clase. Fue como, déjame ver qué tanto quieres ir y te voy a mostrar qué tan fácil será. Entró un pago y fue la señal de la ligereza de SI VOY. (Aunque no hubiera entrado el pago, igual hubiera ido, cagada de miedo). Creé tanta incomodidad que me parecía loco lo pendeja que había sido al elegir el camino del estrés para poder lograrlo y, una vez más, mostrarme lo capaz que soy.
Pasé unos días tan mágicos, raros, expansivos, incómodos, potentes, diferentes y placenteros en Roma que, por un momento, ni me reconocía de lo mucho que estaba disfrutando una pasta con tomate fresco en una terraza mientras me reía de la vida con una amiga.
Ese fue el momento de reconciliación con mi caos, el momento donde me di cuenta de que puedo cambiar y expandirme tanto, pero no necesariamente tiene que ser incómodo. Y cuando te digo incómodo, es sobre ese momento en que te sientes tan raro que tu cuerpo se convierte en el catalizador del supuesto caos que te creaste para validarte ante absolutamente nada.
Hoy hago las paces con mi ser, con mi cuerpo, con mi energía, sentada en un avión mientras escribo sobre lo maravillosa que se siente la vida cuando eliges. Hoy me prometo no dudar de mí, de mis ganas, de mi potencia. Hoy me comprometo con ser, hoy me expando, hoy me hago espacio, hoy me elijo, hoy me respaldo. Hoy es el momento que no sabía que había esperado, hoy soy.
Solo quiero que tengas esto presente: todas las veces que te dijeron que el miedo, el dolor y la impotencia eran normales, te mintieron.
Repite conmigo: todo viene a mí con facilidad, gozo y gloria.
Acá te dejo estas preguntas para crear con más facilidad:
¿Qué elección puedo hacer hoy que cambiaría absolutamente todo en mi vida?
¿Qué puedo elegir hoy que me permitiría que esto __ se mostrara más fácil?
¿Quién puedo ser hoy que nunca he considerado antes? ¿Qué no estoy eligiendo que, si lo eligiera, mi vida se expandiría un millón de veces más?
Todo lo que lo impida, POD y POC.